Cabrito del ciruelo

Aegorhinus nodipennis

Son insectos robustos y duros  y la mayoría de las especies que encontramos en nuestro medio agrícola tienen los élitros sobre el abdomen fusionados   en su línea media por lo tanto no vuelan pero con sus poderosas patas con garras caminan grandes distancias y pueden  desplazarse  y trepar sobre   todo tipo de superficies. También  contribuye a su distribución su superficie impermeable lo que les permite flotar y ser llevados a otros lugares en el agua de riego.
La reproducción puede ser sexual o partenogenética y los huevos son depositados en hendiduras del tronco o pegados al suelo cubiertos por una sustancia mucilaginosa que los protege de la desecación y depredadores. Hay especies de hábitos diurnos pero la mayoría son nocturnos lo que debe tomarse en cuenta al efectuar el muestreo y control, además de la costumbre de “hacerse los muertos” y dejarse caer desde el follaje apenas sienten alguna alteración de su medio.
En la Tabla 1 mencionamos las especies de curculiónidos más comunes en nuestro sistema frutal, incluyendo en este término berries y vid.
Notamos que de las nueve especies mencionadas solo dos, el gusano de la frutilla y el gorgojo de los invernaderos  es introducido. El aumento de la superficie frutal con su condición de permanencia ha traído cambios en el agroecosistema ya que se han reemplazado especies vegetales nativas especialmente fagáceas por  árboles y arbustos introducidos alterando por lo tanto el equilibrado sustrato alimenticio de los “burritos” en su mayoría autóctonos que se adaptaron a su nueva dieta  afectando económicamente a sus hospederos mono específicos.

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