Heliotis; Oruga del tomate

Helicoverpa spp.; H. armigera

Larva Hasta 40 mm. Color variable desde verde a marrón, con lineas claras longitudinales y una franja gruesa amarillenta que atraviesa todo su cuerpo. Posee un buen número de pelos negros que salen de puntos blancos. La cabeza es marrón. Adulto 35-40 mm. Alas anteriores de color amarillento y posteriores algo más claras con los extremos de un tono gris más oscuro.
Huevo 0,5 mm. Cilíndrico y estriado. De color blanco aunque se oscurece a medida que evoluciona.

Síntomas: Las plantas parasitadas por este insecto muestran hojas y tallos mordidos por las orugas, pero el daño más importante y generalizado es el que producen en los frutos, bien perforándolos o produciéndoles escotaduras más o menos profundas. En los frutos destinados a la industria producen un daño indirecto nada desdeñable, como es el aumento significativo de micelio en los botes de tomate a consecuencia del desarrollo de hongos saprofitos sobre las lesiones provocadas por las orugas.
Desarrollo de este parásito: Este insecto tiene como característica importante el de ser migratorio, pudiendo desplazarse a miles de kilómetros. El invierno lo pasa como crisálida enterrada en el suelo, y bien entrada la primavera, a final de abril o primeros de mayo, aparecen los primeros adultos. A partir de ese momento se suceden las generaciones ininterrumpidamente, pudiendo tener dos o más según lo cálido del clima donde se cultiva, pero teniendo presente que dada la potencialidad migratoria de este insecto, la presencia de todas las fases de los mismos es constante a lo largo del cultivo. La preferencia de la oruga por los frutos pequeños, del tamaño de nuez, es extraordinaria, razón por la cual el control de este parásito debe estar orientado a proteger a aquellos del mismo.